martes, mayo 20, 2008

Escalofrio

La próxima vez que sufra un escalofrío inexplicable durante un caluroso día en la selva y un viejo médico de campo le recete "polvos de la condesa", que se obtienen moliendo "corteza de los jesuitas" tomada de un "árbol de la fiebre", probablemente haya contraído malaria y lo que esté tomando sea quinina, que de una forma u otra ha sido el mejor tratamiento durante siglos para estar enfermedad. La quinina es el más fuerte de cuatro alcaloides febrífugos que se encuentran en corteza de los árboles del género Cinchona, de la familia de las Rubiáceas, de la que existen aproximadamente veintitrés especies, todas oriundas de América del Sur y que crecen a lo largo de la cordillera oriental de los Andes. Si bien la quinina no se aisló farmacológicamente hasta 1820, desde principios del siglo XVII los europeos usaban la corteza de chinchona, o quina, para curar la malaria en todas sus variedades, que en ese entonces se conocía con nombres anticuados como fiebre palúdica, terciana, cuartana y cuartana doble. Se trata de uno de esos casos peculiares en que el conocimiento científico avanza --por rachas, alternando descubrimientos importantes e impasses-- y durante más de cien años, la quina era la conocida corteza de un árbol desconocido que, durante más de doscientos años, se usó para curar los conocidos síntomas de una enfermedad desconocida. Antes del descubrimiento de la quina, no existía un alivio para la malaria, aunque ésta había asolado el mundo occidental durante miles de años.
El médico griego Pedacio Dioscórides fue el primero en clasificar la malaria en fiebre terciana y cuartana, porque ocurría cíclicamente cada uno y tres días o cada uno y cuatro días. Dioscórides recetaba la ingestión de quinquefolio de tres o cuatro hojas, pero este medicamento no era más efectivo que los otros remedios de la época: comer telas de araña, usar amuletos con dientes de pinto o dormir con el libro IV de la Ilíada debajo de la almohada. Aún se desconoce la manera y el momento en que se descubrieron las propiedades de la chinchona para aliviar la malaria, especialmente ya que no se sabe si la enfermedad existía en América antes de 1492 o si fue un regalo indeseado del intercambio colombino.
El nombre de chinchona deriva de la leyenda de la primera paciente europea que fue tratada exitosamente con este remedio; ella misma era una participante involuntaria de este intercambio. Un posterior error tipográfico, cometido por el taxonomista sueco Linneo al clasificar el árbol de la chinchona según las características sexuales de su flor, es responsable de que en la actualidad en otros idiomas, como en inglés, se escriba cinchona. Se dice que la condesa de Chinchón, esposa del virrey del Perú e infeliz residente de las Américas durante los diez años de gobierno de su marido, contrajo una debilitante fiebre...

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